15.10.14

President Vila-Matas

Mientras Artur Mas hablaba el martes con naturalidad de una consulta que lo era y no lo era al mismo tiempo, sospeché de Vila-Matas. Era inverosímil, sí, pero a medida que avanzaba no podía dejar de pensarlo. Mas, acorralado, había encontrado una escapatoria en un guion del escritor. Sus palabras estaban plagadas de indicios. “Ante un adversario así, no vamos a dar más pistas”. Ahí lo vi, claramente, embozado en una gabardina, desapareciendo al doblar una calle. “Si se quiere considerar un simulacro, por mí perfecto”. No había dudas. Pero no podía ser.

Ya por la noche encontré el artículo que escribía ese día Vila-Matas. En especial a este párrafo en el que se citaba a sí mismo: “Aunque apremiado, me sobró tiempo para decir que llevábamos siglos separando ficción y realidad con un biombo imaginario: ‘El biombo divide en dos espacios una habitación y nos ofrece la posibilidad de diferenciar las dos áreas. Pero la separación es artificial, puesto que oculta que, de hecho, hay un solo espacio’”.

Aunque no podía ser, no había dudas de la huella de Vila-Matas en la invención de la falsa consulta como salida. Aún menos si se sigue leyendo el artículo. Aquel párrafo lo había compuesto el escritor “convencido de estar sintetizando una brillante conferencia que recordaba haberle escuchado a Ottmar Ette en la universidad de San Gallen”.

Se puede rastrear el origen del invento de Mas en el propio artículo del novelista: “Ahora bien, cuando días después encontré en la Revista Iberoamericana la conferencia del profesor Ette, descubrí con sorpresa que allí no había nada sobre realidad y ficción. Nada”.

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